El miércoles 25 de junio tuvo lugar el concierto sublime para el cien aniversario del nacimiento de Mikis Theodorakis que organizó el KKE junto con su familia. El Secretario General del Comité Central del KKE, Dimitris Koutsoumpas, en su discurso de apertura destacó entre otras cosas:

“En este período crítico (…) celebramos los cien años de Mikis, tal y como él lo hubiera querido. Canciones y lucha se convierten en uno. (….)

El concierto de hoy, con la multitud de gente y su entusiasmo, efectivamente adquiere dimensiones que proclaman la exigencia de que se ponga fin a la inhumanidad de los miles de personas desarraigadas, ahogadas, destrozadas por las guerras, la mayoría de las cuales están en nuestro vecindario. Que se ponga fin a la barbarie contra los palestinos de Cisjordania y de la Gaza martirizada. (...)

A los 17 años se integró al EAM y poco después al KKE, participando en la Resistencia. El diciembre de 1944 luchó en la batalla de Atenas[1] como guerrillero del ELAS de reserva. Los 33 días de Dekemvriana (los sucesos de Diciembre) le marcaron tan profundamente que, años más tarde, pidió que se inscribiera en su tumba la epígrafe: “Luchó en diciembre”.

Durante la guerra civil compartió con sus camaradas las brutales persecuciones libradas por el Estado burgués, el exilio a Ikaría y luego a Makrónisos, donde fue brutalmente torturado.

A continuación, luchó a través de la EDA y Lambrakides[2] por el renacimiento social y cultural, mientras enfrentó nuevos desafíos, encarcelamiento y exilio por su actividad ilegal contra la dictadura de los coroneles en 1967.

Con sus innumerables conciertos en el extranjero hasta la caída de la dictadura transmitía el mensaje de la resistencia y de la libertad a todo el mundo y luego a toda Grecia.

Sus canciones, que los cantábamos en secreto durante aquellos siete años oscuros, inundaban los sitios de construcción, las escuelas, las universidades, las excursiones, las reuniones de amigos, las manifestaciones.

En sus conciertos conmovedores en los Festivales de la KNE se destacaba la fe que con nuestras luchas cambiaríamos el mundo para que amaneciera un nuevo futuro.

Durante aquellos años luchó como candidato del KKE en el municipio de Atenas y en 1981 y 1985 como diputado del Partido defendió los derechos de los trabajadores y del pueblo.

Ni el derrocamiento del sistema socialista ni el triunfo de la contrarrevolución en la URSS y los demás antiguos países socialistas hicieron que se desmovilizara Mikis. Lo contrario.

Se sentía orgulloso de que siguiéramos en pie destacando que “esto se lo debemos a las lágrimas y los sacrificios de miles de luchadores de vanguardia que dieron su vida siguiendo las banderas y las pancartas manchadas de la sangre roja. Las banderas que ardían y siguen ardiendo los corazones de los que lucharon y siguen luchando por la libertad, la paz, la justicia y los derechos de nuestro pueblo y de todos los pueblos del mundo”. (...)

Por eso, con sus canciones, con su participación en las luchas, con sus declaraciones, con sus cartas, siempre estaba presente en los momentos cruciales de la Historia:

En la condena del bombardeo de Yugoslavia. En la denuncia, mediante una carta al Consejo de Europa y la UE contra el Memorándum Anticomunista que equipara sin fundamento histórico el fascismo con el anticomunismo. (...)

A pesar de su edad avanzada, participó en el juicio contra el Amanecer Dorado, como testigo de acusación contra esta organización nazi criminal. O además en la manifestación del KKE contra el gobierno de SYRIZA-ANEL que promovía los memorandos, para la abolición de los memorandos y sus leyes anti-obreras de aplicación. (...)

Con su magnífica obra inmortalizó toda la epopeya de la lucha popular del siglo XX en nuestro país e hizo que todo un pueblo se sienta orgulloso de la herencia combativa y admire a todos aquellos que con sus acciones la honran y la perpetúan. (…)

Sentimos nostalgia por su presencia fuerte, como en 1999 en el gran concierto-manifestación contra los bombardeos en Yugoslavia por parte la OTAN y la UE, en cuya organización jugó un papel protagonista, reuniendo a todos los grandes cantantes.

Le imaginamos con el pañuelo palestino sobre sus hombros llamándonos a la lucha para impedir este crimen del siglo que se está cometiendo en Palestina, tal como hizo siempre mientras estaba vivo, a costa de sufrir ataques supuestamente por antisemitismo por parte del gobierno israelí, el gobierno griego, y la embajada de EE.UU.

Decía “sé que al final la inmensa mayoría de nuestro pueblo se unirá a nuestras filas, seguirá nuestras banderas… Y entonces, desde los andamios y los campos, nuestra patria se llenará de canciones… canciones de alegría, de creación y de libertad”. (...)

Otra vez juntos los pueblos de Grecia, Turquía, Chipre, Palestina, el Mediterráneo, los Balcanes, Oriente Medio, en todo el mundo cantaremos con su música la canción de la Paz y de la amistad entre todas las personas.”